Hay muy poco escrito sobre los aspectos psicológicos y la implicación emocional que comporta la aparición y desarrollo del Pectus Excavatum.
Probablemente la escasa incidencia de ésta condición y la aproximación técnica y quirúrgica en la mayoría de los casos como tratamiento, justifique desde el punto de vista médico, la escasa literatura que asiste al aspecto psicológico de ésta malformación congénita.
No obstante, cuando el profesional está atento al componente psicológico probable que pueda afectar al paciente que sufre el PECTUS debemos valorar unas condiciones que atañen tanto al mismo como al medio médico y familiar del paciente. También debe tomarse en cuenta la repercusión psicológica que tenga el desarrollo psicosocial a través de las distintas etapas cronológicas y cambios físicos que experimente el paciente.
De lo observado puede deducirse que en la primera etapa de la aparición de ésta condición, la actitud del medio que rodea al paciente sea de negación de la importancia que pueda tener el Pectus. Si se tiene en cuenta que no todos los Pectus comportan la misma gravedad, es fácil entender que el medio en el que está inmerso el paciente reste importancia a la situación después del primer momento de alarma. El paciente “aprende a vivir” con ésta situación y en la negación que el medio propone.
El tratamiento quirúrgico conlleva una espera que, en ocasiones, puede hacerse larga y tediosa. Ello se agudiza con la entrada del paciente en la adolescencia por los componentes estéticos y relacionales que acarrea ésta etapa de la vida. La necesidad de ocultar la malformación y las múltiples ocasiones de exposición (salidas vacacionales, invitaciones de pernocta, primeros atisbos de relaciones sexuales) puede dar lugar a estados de ansiedad y/o retraimiento en el adolescente portador del PECTUS.
Es interesante ver como los afectados muestran su interés por el componente estético postoperatorio y el apoyo psicológico que se ofrecen unos a otros antes de la operación.
Es a tomar en cuenta el grado de afectación que presenta el PECTUS ya que no es de esperar que un grado mínimo o ligero de hundimiento pectoral afecte de igual manera que los casos más agudos. En esta se debe tomar en cuenta la preocupación que pueda surgir en el paciente la potencial afectación de los órganos y estructuras anatómicas contenidas en el tórax.
El paciente directamente afectado por el PECTUS es consciente de la preocupación y compromiso que viven sus parientes más cercanos. Esta realidad puede hacer que el paciente sufra en silencio, sin quejarse, tratando de que la situación familiar no empeore por su propia impaciencia, inseguridad, o aislamiento psicosocial.