En muchos niños, y a veces sin que haya una relación directa con la gravedad del defecto, la afectación de la esfera psíquica es tan importante que puede ser útil la visita y el apoyo de un equipo psicológico. Cada niño debe ser valorado individualmente y siempre con el adecuado consejo del pediatra o del cirujano.
Está comprobado que la fisioterapia y los programas de mejora del desarrollo postural son indispensables para ayudar a los pacientes con pectus excavatum.
Muchos pacientes tienen los hombres redondeados, caídos y una postura cifótica. Ellos son los que más se benefician de programas de ejercicios y de reeducación y mejora de la postura.
De cualquier forma, tienen que estar correctamente dirigidos porque los ejercicios que desarrollan los músculos pectorales van a empeorar la apariencia física y van a resaltar más la deformidad. Esto puede suceder en las niñas en el momento del desarrollo pectoral, pues puede resaltar las asimetrías de las costillas subyacentes.
Se recomienda la práctica de deportes como la natación.
Este tratamiento consiste en la aplicación de una campana sobre el defecto depresivo que crea un vacío y pone a plano la pared torácica, como se puede observar en la imagen del TAC.
Hay diferentes tamaños aplicables según la edad del niño y el tipo de pectus. Para las niñas, existe un modelo con diferente diseño para evitar la succión de la glándula mamaria.
La campana se comienza a usar por periodos cortos y se va ampliando el tiempo de colocación a medida que pasan los días. El tratamiento con la campana, siempre debe ser indicado y supervisado por el cirujano, puesto que pueden haber efectos colaterales, como la formación de hematomas y petequias, aunque siempre de carácter pasajero.
La campana es una opción terapéutica útil si se lleva con constancia y por un largo periodo de tiempo, uno o dos años. Normalmente los niños rechazan estos tratamientos tan incómodos, aunque en caso de no optar por la cirugía, no cabe duda de que es una alternativa. También es útil la campana, si ya se ha planificado la cirugía, llevándola un corto periodo de tiempo antes de la operación. Produce una manifiesta elasticidad de las estructuras osteocartilaginosas de la pared torácica y consecuentemente un postoperatorio con menos dolor.
Se ha usado este método en pocos pacientes. Es un método largo.
Jamshidi y Harrison (2007) han evaluado los resultados de un sistema en el cual aplican campos de fuerzas magnéticas para elevar el esternón. Para ello implantan un dispositivo magnético, en principio inocuo para el organismo, en el esternón. Por fuera se coloca un aparato que abraza las costilla y sube el esternón. Mediante fuerzas magnéticas que se aplican durante un período largo se consigue un moldeamiento. Estos métodos todavía requieren una mejor evaluación.