El tratamiento conservador con sistemas de compresión debe intentarse pues frena el crecimiento de la protusión y puede llegar a poner a plano el defecto. En los últimos años, existe en el mercado un sistema de compresión dinámica (DCS) que cuantifica la presión a ejercer y por tanto constituye un tratamiento más objetivo e individualizado para cada paciente. El empleo de este procedimiento es cada día más empleado en distintos hospitales del mundo, con resultados buenos contrastados en series amplias de pacientes. Esto ha hecho bajar muy significativamente la tasa de indicaciones quirúrgicas en estas malformaciones. El método es aplicable en pectus simétricos y asimétricos, a excepción de la variedad de Currarino-Silverman o formas condromanubriales altas, por imposibilidad de colocar el sistema de compresión.
Recientemente hemos empezado en nuestro medio a trabajar con este sistema, muy bien tolerado por los pacientes y con resultados preliminares muy buenos.
Para la colocación de estos sistemas, hay que contar siempre con la colaboración del niño y deben ser llevados durante un periodo mínimo de un año para obtener resultados.
Las formas condromanubriales no son candidatas a estos tratamientos.
La demanda de cirugía por estos pacientes es elevada, puesto que su afectación psíquica no les permite desarrollar una vida normal en las relaciones con su entorno. Son personas socialmente inhibidas que no quieren mostrar su defecto públicamente, por lo que siempre permanecen con el torso cubierto en las playas, piscinas o salas de gimnasia.
Lo habitual en esta malformación es que se haga muy ostensible coincidiendo con el pico de crecimiento de la preadolescencia. Es en este periodo cuando la operación es más demandada, normalmente por el propio paciente.
En las niñas, la planificación quirúrgica siempre debe tener presente el crecimiento mamario, la posibilidad de hipoplasia mamaria y el tener que recurrir a la colocación de prótesis para un mejor resultado estético.